Cómo hacer que tus niños retomen sus horarios de sueño en época de clases
Regreso a las rutinas de sueño en época de clases
Aunque todavía quedan muchos días de playa y de fiestas en la piscina, el verano está llegando a su fin. El nuevo año escolar está a punto de empezar, y es tiempo de hacer que los niños retomen su rutina estricta de sueño. La falta de sueño puede provocar en los niños dificultades de concentración en la escuela, exponer conductas hiperactivas o rebeldes y sufrir deterioro de la memoria. Comienza bien el año escolar encaminando a los niños hacia los hábitos de sueño saludables antes del primer día de clases.
Preescolares:
Los niños preescolares necesitan dormir entre 11 y 13 horas por día.
La mayoría de los niños en edad preescolar aún disfruta de una siesta a la tarde. Los padres deben verificar con los maestros o en la guardería si les ofrecen a los niños tomar una siesta todos los días a la misma hora. Si no es el caso, los pequeños necesitan ir a dormir más temprano para compensar las horas de sueño.
Durante las dos semanas previas al comienzo de clases, los padres pueden cambiar gradualmente la hora de la siesta en casa para que coincida con el horario escolar. Hacer el cambio en aumentos de 15 minutos por día le permite al niño adaptarse a la nueva rutina antes del comienzo de clases.
Para maximizar la eficacia de la siesta, los padres deben elegir un lugar que sea fresco, oscuro y tranquilo. Cuando las siestas son fuera de la casa, se les puede dar su manta favorita y su peluche por comodidad y rutina.
Niños de escuela primaria:
Los niños de escuela primaria necesitan en total entre 10 y 11 horas de sueño por noche.
Como los niños mayores de cinco años ya no duermen la siesta, es fundamental que los padres establezcan una hora de dormir que les permita tener por lo menos 10 horas de sueño cada noche. Pueden elegir un horario para despertarse que les dé tiempo suficiente para vestirse y tomar un desayuno saludable sin apuros, y luego contar hacia atrás para determinar la hora de dormir.
Hacer ejercicios muy enérgicos tres horas antes de la hora de dormir puede acelerar al niño en vez de agotarlo. Los padres deben limitar los deportes y los juegos muy enérgicos hasta antes de la hora de la cena.
La rutina es importante, por eso ayudar a los niños a relajarse con una lectura tranquila y rutinas predecibles para ir a la cama, como el baño y el cepillado de dientes a la misma hora todas las noches, puede contribuir a que duerman mejor. Los niños deben mantener esta rutina los fines de semana cuando sea posible.
Niños en educación media y superior:
Los adolescentes necesitan un total de ocho a 10 horas de sueño por noche.
Es necesario que los padres hablen con sus hijos sobre la importancia de mantener hábitos de sueño saludables. Los padres pueden dar el ejemplo y eliminar el consumo de cafeína, nicotina y azúcar, que pueden impedir que concilien el sueño con facilidad.
El uso excesivo de pantallas en la forma de TV, tabletas y celulares también pueden dificultar conciliar el sueño a la noche. Los padres pueden aportar su granito de arena al establecer un horario para el uso de las pantallas durante el día y guardar los dispositivos electrónicos en un lugar común en vez de permitirles que los lleven a la habitación.
A menudo los adolescentes se sienten desbordados por sentimientos intensos. Puede ser útil alentarlos a escribir sus pensamientos en un diario antes de la hora de dormir, así pueden liberarse de sus preocupaciones y tener un buen descanso.